domingo, 30 de enero de 2011

Sobre compañeros de piso

Donde vivo aquí en Aachen, es una mezcla entre piso y residencia. Es una finca de pisos, pero la última planta la compartimos varios estudiantes, cada uno con su habiatción y cocina, pero baño común. La verdad es que vivo bien aquí. Tiene algunas incomodidades, pero tras cuatro meses ya estoy acostumbrada.

Lo gracioso es que tras este tiempo apenas conozco mis compañeros. Como ya conté, muchos son aún puertas que se abren y se cierran. En parte me da pena no conocerlos, pero la verdad es que vivo mucho más tranquila así.

El primer mes que llegué, mi cuarto sólo era aquel lugar dónde dormir la mona y pasar la resaca. Noviembre fue el mes de las visitas, y diciembre me piré yo. Vamos, que en realidad he pasado poco tiempo provechoso en mi cuarto. Ha sido ahora al volver de Navidad, en que paso mucho tiempo en la habitación (estudiando, you know). Soy muy sociable, pero cuando estoy en casa, me gusta estar a solas y tranquila. No me apetece estar en mi cuarto, y que alguien porque se aburre venga a darme el tostón. Si me aburro yo, tengo gente a la que ir a buscar. Por eso no los conozco.

Cuando llegué éramos cinco chicos, la macedonia guapa y yo. Pero mi compañera se fue a mediados de diciembre cansada de que uno de ellos la acosara, y ahora vivo con seis chicos. La tónica de mi vida, ser la Pitufina, siempre rodeada de tíos.

Al que conozco más es al encargado. Es el que "manda" y el que tiene contacto directo con el casero. Al principio chocamos un poco, pero poco a poco se está haciendo más sociable. Es el que acosó a mi amiga. Tras ofrecerse a ayudarme a cambiar el fluorescente de mi cuarto (como si yo no supiera hacer de manitas) y alabarme mi nuevo pelo, espero no convertirme en su nueva obsesión. Yo le seguiré llamando "Negro cabrón", por cortarme internet a las 3 de la mañana.

Delante mía vive un mexicano. Es con el único que tengo un poco de trato. Cuando llegué, fue el único que se presentó y parece majo. Me lo encuentro mucho por la calle y creo que me podría caer bien, pero no quiero tener trato. Lo siento.

Hay tres chicos, un vietnamita, un senegalés y otro que ni siquiera sé de dónde es a los que he visto en contadas ocasiones. Y eso que uno de ellos es mi compañero pared con pared. Pero yo no sé que vida llevan que ni los oigo ni me los cruzo. Mejor.

Y luego está el pesado de los cojones. Creo que también es de Senegal. No sé por qué tiene el microondas en el pasillo encima de su nevera. Con lo cual, nosotros también nos tenemos que comer sus ruidos. Cuando cocina, es el único que abre la puerta de su cuarto, apestando todo el pasillo. Y los domingos por la mañana le da por tocar con su guitarra. Se debe creer Jimi Hendrix, porque también deja la puerta abierta. ¡Pesado! Yo no seré sociable, pero si me cruzo con uno de ellos, lo saludo. Pues éste no. Y me mira mal. Además de tener una risa irritable... Arschloch.

Si me fuera a quedar todo el año, me hubiera cambiado, a un piso con alemanes. Pero ya que me quedan menos de dos meses, es tontería. Además que el piso y su situación me gusta. Viva la república independiente de mi casa.

jueves, 27 de enero de 2011

ohne Gurke bitte

¿Qué es lo peor que te puede pasar gastronomicamente hablando cuando vives fuera? Que algo que odies con todas tus fuerzas sea ingrediente principal en casi todas las comidas del lugar. Y a mi me ha pasado. Odio el Gurke (pepino).

En casa jamás lo como, sólo sirve para hacer mascarillas para la piel. Nada más. Su sabor enmascara todo cuanto ingrediente toque. Dejas de comer una ensalada con lechuga, tomate, o lo que le quieras poner. Sólo sabrá a pepino.

Pero aquí es un ingrediente muy común y te lo encuentras en todo. Bocadillos, kebabs, ensaladas... En toda la comida típica estudiantil, salvo, creo, que en las pizzas. Y menos mal. Al principio sólo me lamentaba a mis compañeros, retiraba el que podía, pero procuraba comérmelo todo como mi madre me enseñó bien.

Hasta que me he hartado y he descubierto tres palabras mágicas "ohne Gurke, bitte" (sin pepino, por favor). Que tampoco era tan difícil pensaréis. No, claro que no. Pero una se cansa de estar alerta de que el malvado pepino aparezca a entoxicar toda cuanta comida pidas en un restaurante. Y nunca sabes por dónde va a atacar. Como en España se podría decir que es un espacio libre de pepinos... O al menos no es tan común. Aquí lo invade todo.

Podría haberme ganado muchas bromas a costa de esto, pero me he librado. Así que me despido reiterándome: Odio el pepino.

viernes, 21 de enero de 2011

Weiss Aachen

Hoy me he despertado con la noticia de que en Mallorca estaba nevando. Obviamente no tiene nada que ver con las nevadas que pegan por aquí. Y tampoco entiendo la gracia que le hace a la gente. Para mi cualquier paisaje mejor con un sol brillante y un cielo azul, no una capa de manto blanco...
Pero para los que quieran ver más nieve, les dejo cuatro fotos de la última nevada que duró tres semanas. Me da frío sólo de verlas.



jueves, 20 de enero de 2011

La no-mames

Estar de Erasmus representa conocer mucha gente. Muchísima. Gente que te llevarás para toda la vida, gente a la que recordarás con gran cariño y gente con la que te partirás recordando. Y una de ellas es la "no-mames".

Esta chica la conocí a través de uno de los que me quiero llevar para siempre y desde el primer momento fue incómodo hablar con ella. No porque fuera antipática, o estúpida, si no porque está muy salida. A los cinco minutos de estar con ella ya me dijo "No te eches novio alemán, que tendrás que hacerlo todo tú en la cama". Mmm. ¿Gracias por el consejo?

No me considero una mojigata, pero sinceramente con una persona a la que acabo de conocer y a las cinco de la tarde esperando el bus después de una clase de alemán, el sexo no es mi tema favorito de conversación. Pero obviamente no acabó ahí la conversación. Nos empezó a dar detalles y soltó una linda frase que nos marcó: "y es que se quedan ahí con la picha parada y no hacen nada". Vamos, que me alegré muchísimo estar en Alemania y que nadie nos entendiera.

Al tener que verla cada día en la academia, dio lugar a más conversaciones de este tipo. Otra frase célebre fue "porque lo que una mujer quiere de verdad es que un hombre le sude la frente". Vamos, que se notaba que tenía una vida sexual plena y activa hacía tiempo...

Pero cuando se llevó la palma y de ahí su mote fue cuando soltó "Como decimos allá en México, "no mames wei", a lo que yo siempre respondo: pues como que no, claro que sí y además lo hago muy bien". Yo me quedé como si no lo hubiera oído bien, y cuando se fue, tuve que comprobar con los otros chicos había soltado lo que había soltado.

A partir de ahí, la fuimos evitando. No sólo es porque hable de sexo, si no porque la verdad es que es agotadora y encontrársela es aguantar un monólogo suyo y tú poner cara de "oh qué interesante", cuando por el rabillo del ojo buscas cómo escapar.

Pobrecita, ya ha captado que no es santo de nuestra devoción, ya que ahora solo nos concede un "hola" por el pasillo. Y se lo agradezco. Pero sus "perlas" me las guardo para cualquier conversación que salga y echarme unas risas. En el fondo la echaré de menos. No.

lunes, 17 de enero de 2011

Cómo ligar con un alemán en Alemania

Bienvenidos a mi primer post didáctico. Hoy os enseñaré cómo ligar con un alemán en Alemania. Remarco en Alemania, porque de todos es sabido en nivel de descontrol que adquieren estos en costas españolas y allí son capaces de todo (conocida es su afición por tan respetable deporte como el "balconing").

Tras meses de observación de la fauna autóctona, al fin, ayer descubrimos cómo se liga con los germanos:

Lo primero que observamos fue que las chicas aquí son muy lanzadas, miran descaradamente y en seguida vienen a hablar. Al conversar con nuestros chicos, nosotras pasábamos a ser maceteros. No había día en que mis amigos no ligaran con alguna. En cambio a nosotras, ningún alemán se nos acercaba. Pero sí turcos, holandeses, italianos, españoles... Así que algún problema había. Había algo que se nos escapaba. Gracias a que ayer nuestro nivel de alcohol en sangre no era tan elevado como en las otras ocasiones (y no por no intentarlo), pudimos observar y llegar a la conclusión de que el secreto para ligar con un alemán no es otro que:

Mantener la mirada.

Parece una tontería, pero como son tan cuadriculados, esto funciona como el 2 + 2 = 4. Pongámonos en situación: discoteca, bailando en la pista, y se te acerca un tío por el flanco.

- En España, tú lo ves, decides si va a tener suerte o no, y él cuando puede te ataca. Rondará varias canciones, frotándose, intentará demostrarte lo simpático y ocurrente que es. Da igual que pases de él y hagas como si no existe. Él, ha decidido probar suerte contigo y lo va a intentar. Cueste lo que cueste (el cubata).

- En Alemania, se te acerca y entonces si pasas completamente de él, no abrirá la boca. Ni te rozará ni se te pondrá a bailar contigo a ver si caes. No. No lo intentará ni una sola vez. Se mantendrá a una distancia prudente dejando claro a los demás que lo va a intentar contigo, pero que si no quieres, ni te enteras que está ahí. Ahora, como establezcas contacto visual, tiene vía libre. Basta una mirada de más de dos segundos y despliegan su plan de ataque. Pero aquí también son especiales. No irán a buscar los comentarios picantes y con doble sentido. En lugar de una discoteca, parece que están tomando café con la amiga de su prima que le han dicho que es muy mona y a ver si le gusta. Y tú, que sabes desde el primer minuto si hay que decidir si en su casa o en la tuya, te desesperas al hablar del tiempo de Aachen. Están acostumbrados a que sea la chica la que lleve siempre la iniciativa (en todo), entonces esperan que seas tú que se lo des todo hecho. Y tú, que estás acostumbrada al galán español, pues te quedas sabiendo mucho de meteorología y lo difícil que es aprender alemán (tema muy recurrente también).

Otra cosa que también es diferente es si en el grupo también hay chicos. Los españoles son más valientes, atacan y ya les dirá la chica si está con alguno o directamente recibe torta. Los alemanes, van a los chicos y preguntan primero la relación. Ayer preguntaron si éramos hermanos. ¡Hermanos! Más divertido fue en Holanda, que me preguntaron si mis amigos eran gays. La próxima vez diré que sí.

Resumiendo: si quieres ligar con un alemán, y ya lo tienes por al lado merodeando, tú míralo y prepárate para una buena charla (aunque ya haya rozamiento) y déjate de tonterías. Aquí mandas tú. Si no está cerca, da igual, estarán tan encantados de que les entres, que lo tienes todo hecho.

Método 100% comprobado.

sábado, 15 de enero de 2011

Como en casa

Ya he vuelto a Aachen después de pasar las vacaciones de Navidad por casa. La verdad es que se está bien en casita, ¿eh? He tenido buen tiempo, he disfrutado de los amigos y mucha fiesta. ¿Qué más podía pedir?

Aunque estos días también me ha servido para descubrir lo mucho que me gusta estar Aachen. Alemania es un país que salvo por el clima, es muy cómodo de vivir. Personalmente, me fascina. Pero también es cierto que parte de lo bien que estoy es por la independencia que tengo. Me gusta mucho estar viviendo sola, sin padres que te ven aparecer a las 7 de la mañana y son capaces de echarte la bronca mientras tú, como puedes, te quitas las lentillas. Poder ir al súper y comprar lo que te de la gana. No tener que dar explicaciones a nadie. Y aunque todo esto igualmente lo podré tener sin estar aquí, vivo enamorada de Aachen. Qué se le va a hacer...

Eso sí, la llegada no fue dulce que digamos. Más bien, ha sido el peor viaje que he tenido nunca. Incluso peor que cuando íbamos a Soria de pequeñas, y nos mareábamos en las curvas con sus consecuentes vomitivas...

El caso es que cuando me subí al avión directa a Düsseldorf, al ir apagar mi querida blackberry, pues no estaba en mi bolso. Quince minutos antes la había tenido en mis manos y ahora no había subido conmigo...  No sé si me la olvidé o alguien me la quitó, el caso es que se quedó en territorio nacional... Empezamos bien.

Al llegar, fui a esperar la maleta, y la maleta no llegó. Se fue a hacer un tour Europeo y acabo en no sé qué ciudad. Como diría esta señora "¡Estupendo!". Yo aquí ya no sabía si reír o llorar, así que opté por pensar en que había tenido suerte y así me ahorraba pasear una maleta de 20 kilos por Westfalia.

Pero es que no acaba aquí la cosa. Cuando fui a coger el tren, en lugar de subirme a uno que me llevara a Düsseldorf Hbf (Hauptbahnof) me fui para Duisburg Hbf, que está más lejos... Olé yo, de verdad. Al menos ahí se me acabó la mala suerte del día, ya que en Duisburg encontré un tren directo a Aachen y llegué sobre la hora que tenía prevista. Eso sí, sin maleta. ¡Ah! Y viva el Semester ticket, que si no me hubiera salido muy caro este mini tour.

Al menos cuando llegué, tuve esa agradable sensación de "llegar a casa". Además no hay nieve y no hace frío. Hacia un mes que no me paseaba sin las medias debajo de los pantalones. Me fui a ver a mi estimadísima amiga con el pelo lila, nos compramos cervezas y acabamos viendo "300" a las 4 de la mañana porque queríamos ver tíos buenos.

Ya solo me queda poco más de dos meses en Aachen y ya sé que lo echaré de menos.