sábado, 15 de enero de 2011

Como en casa

Ya he vuelto a Aachen después de pasar las vacaciones de Navidad por casa. La verdad es que se está bien en casita, ¿eh? He tenido buen tiempo, he disfrutado de los amigos y mucha fiesta. ¿Qué más podía pedir?

Aunque estos días también me ha servido para descubrir lo mucho que me gusta estar Aachen. Alemania es un país que salvo por el clima, es muy cómodo de vivir. Personalmente, me fascina. Pero también es cierto que parte de lo bien que estoy es por la independencia que tengo. Me gusta mucho estar viviendo sola, sin padres que te ven aparecer a las 7 de la mañana y son capaces de echarte la bronca mientras tú, como puedes, te quitas las lentillas. Poder ir al súper y comprar lo que te de la gana. No tener que dar explicaciones a nadie. Y aunque todo esto igualmente lo podré tener sin estar aquí, vivo enamorada de Aachen. Qué se le va a hacer...

Eso sí, la llegada no fue dulce que digamos. Más bien, ha sido el peor viaje que he tenido nunca. Incluso peor que cuando íbamos a Soria de pequeñas, y nos mareábamos en las curvas con sus consecuentes vomitivas...

El caso es que cuando me subí al avión directa a Düsseldorf, al ir apagar mi querida blackberry, pues no estaba en mi bolso. Quince minutos antes la había tenido en mis manos y ahora no había subido conmigo...  No sé si me la olvidé o alguien me la quitó, el caso es que se quedó en territorio nacional... Empezamos bien.

Al llegar, fui a esperar la maleta, y la maleta no llegó. Se fue a hacer un tour Europeo y acabo en no sé qué ciudad. Como diría esta señora "¡Estupendo!". Yo aquí ya no sabía si reír o llorar, así que opté por pensar en que había tenido suerte y así me ahorraba pasear una maleta de 20 kilos por Westfalia.

Pero es que no acaba aquí la cosa. Cuando fui a coger el tren, en lugar de subirme a uno que me llevara a Düsseldorf Hbf (Hauptbahnof) me fui para Duisburg Hbf, que está más lejos... Olé yo, de verdad. Al menos ahí se me acabó la mala suerte del día, ya que en Duisburg encontré un tren directo a Aachen y llegué sobre la hora que tenía prevista. Eso sí, sin maleta. ¡Ah! Y viva el Semester ticket, que si no me hubiera salido muy caro este mini tour.

Al menos cuando llegué, tuve esa agradable sensación de "llegar a casa". Además no hay nieve y no hace frío. Hacia un mes que no me paseaba sin las medias debajo de los pantalones. Me fui a ver a mi estimadísima amiga con el pelo lila, nos compramos cervezas y acabamos viendo "300" a las 4 de la mañana porque queríamos ver tíos buenos.

Ya solo me queda poco más de dos meses en Aachen y ya sé que lo echaré de menos.

3 comentarios:

  1. Lo de la Blackberry es el karma diciéndote que te pases a Android. :)

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  2. Jaja! Yo ya estoy pensando en qué móvil me compraré a la vuelta, y sí, android puede caer.

    La gente que me conoce dice que me irá bien para desengancharme de la bb....

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  3. Yo hace nada me compré un Samsung Galaxy S y estoy enamorado. (aunque venía de un HTC Magic)

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